—Creo que hay una gran diferencia entre estar enamorada y estar verdadera y perdidamente enamorada de alguien —dijo ella. —¿Y cuál es la diferencia? —le pregunté. —Que estando enamorada, una a veces puede buscar excusas para no salir con su chico. Ya sabes, quieras o no, en algunas ocasiones las salidas tienden a agotarnos. Ahora... Eso no significa que no te quieran. Simplemente hay personas así. Pero... —se detuvo por un momento— ¡Vamos! Cuando uno está en verdad, jodidamente enamorada de alguien, esas razones no existen. Más bien sacamos excusas de cualquier parte, solo para ver más tiempo y de cualquier manera a esa persona que amamos. —Ya veo —le dije—. Supongo entonces que el tiempo que uno pasa al lado de alguien es importante. —¿Importante? ¿El tiempo? ¡Dios mío! —se rió Layla —cuando una está enamorada el tiempo ni siquiera existe. Los enamorados se vuelven como dos borrachos dormidos en la acera. Solo la resaca de tanto amor nos puede despertar.
Sorprendente imagen de un árbol recientemente quemado, exponiendo su tejido vascular, xilema y floema. El sistema vascular de un árbol transporta agua y minerales desde las raíces hasta las hojas y la comida fotosintetizada regresa al resto del árbol.
La fotografía es de dos hombres que vivían a finales del siglo XIX en Siria; y este hecho es una de las primeras paradojas de lo que evidencia. Fue tomada en Damasco en 1889 Moahmmed, un musulmán que había quedado ciego, en realidad los cronistas no se ponen de acuerdo si fue ciego de nacimiento o que perdió su sentido de la vista después; muy difícil saberlo cuando la historia contiene tan pocos elementos. Pero, con los que contiene es suficiente para comprender lo que nos transmite. Mohammed lleva en su espalda a Samir, un enano cristiano, que estaba paralizado, posiblemente cuadrapléjico, pero que podía hablar. Mientras el ciego no podía moverse por no ver el camino, el enano no se podía mover. Samir, entonces, miraba por Mohammed, y éste caminaba por Samir. No importaba su diferencia de religión, importaba su perfecta complementariedad; así hacían de su vida un lugar mejor. En verdad una paradoja por el país que los albergó, y que ahora en el siglo XXI no puede acoger a las varia
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