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Mostrando las entradas de abril, 2021

La Resistencia, Ernesto Sabato

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  "Cuando somos sensibles, cuando nuestros poros no están cubiertos de las implacables capas, la cercanía con la presencia humana nos sacude, nos alienta, comprendemos que es el otro quien siempre nos salva. Y si hemos llegado a la edad que tenemos, es por que otros nos han ido salvando la vida, incesantemente".

Johan Frederik Thaulow nació en Christiania

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  Noruega, el 20 de octubre de 1847.

Julio Cortázar, Todos los fuegos el fuego

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  "Tendríamos que ser como Luis, no ya seguirlo, sino ser como él, dejar atrás inapelablemente el odio y la venganza, mirar al enemigo como lo mira Luis, con una implacable magnamidad que tantas veces ha suscitado en mi memoria (pero esto, ¿cómo decírselo a nadie?) una imagen de pantocrátor, un juez que empieza por ser el acusado y el testigo y que no juzga, que simplemente separa las tierras de las aguas para que al fin, alguna vez, nazca una patria de hombres en un amanecer tembloroso, a orillas de un tiempo más limpio".

Johan Frederik Thaulow nació en Christiania

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  Noruega, el 20 de octubre de 1847.

Voltaire

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  "El optimismo es la locura de insistir en que todo está bien, cuando somos miserables".

Ernesto Sabato

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"¡Cuántas veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de personas que existen en el mundo, nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino, como si hubiéramos pertenecido a los capítulos de un mismo libro!"

La lluvia, Jorge Luis Borges

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  Bruscamente la tarde se ha aclarado Porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa Que sin duda sucede en el pasado. Quien la oye caer ha recobrado El tiempo en que la suerte venturosa Le reveló una flor llamada rosa Y el curioso color del colorado. Esta lluvia que ciega los cristales Alegrará en perdidos arrabales Las negras uvas de una parra en cierto Patio que ya no existe. La mojada Tarde me trae la voz, la voz deseada, De mi padre que vuelve y que no ha muerto.

Jaime Sabines

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  "Debí haberte encontrado diez años antes o diez años después. Pero llegaste a tiempo. Antes, me hubiera gustado conocerte con libertad, sin restricciones. Sin limites ni complejos. Después, con calma y serenidad, con paciencia y el tiempo que me permite la experiencia. Te conocí a tiempo, a tiempo de encontrarte, para saber que existías, para llenar mis ojos y mi boca de tu sabor. Para encontrarnos en el mismo tiempo y espacio. Para disfrutarte y que me disfrutes, para tocarte y que me toques. Para que supieras que yo estaba aquí para que me tomaras. Y que me dejaras tomarte a ti. No fuiste antes ni después, fuiste a tiempo. A tiempo para que me enamorara de ti".

Soren kierkegaard

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  “Nadie regresa de la muerte; nadie llega al mundo si no es llorando; nadie le pregunta a uno cuándo quiere entrar y tampoco nadie cuándo quiere salir”

El Bosco «El vendedor ambulante »

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  1500 o después, Museo Boymans Van Beuningen de Róterdam.

El Nombre de la Rosa : Umberto Eco

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  "Nada hay en el mundo, ni hombre ni diablo ni cosa alguna, que sea para mí tan sospechoso como el amor, pues este penetra en el alma más que cualquier otra cosa. Nada hay que ocupe y ate más al corazón que el amor."

Mark Twain, ayer fue el aniversario de su muerte...

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  "No ande por ahí diciendo que el mundo le debe su sustento. El mundo no le debe nada. Estaba aquí antes".

Como un rayo del sol...

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  "UN RAYO del sol entra dócil se posa en tus manos tenue muere en tus piernas y un llanto del pasado duerme en la repisa. Cascada de tiempo estila por tu espalda curvada a veces descubierta casi nunca envuelta en llamas cálida tranquila como un rayo del sol descansando en unas manos. Miras afuera de casa tu mirada es una flecha envenenada viaja a las fronteras de la calle y regresa llena de polvo y lágrimas: un lodazal es tu tristeza durmiendo en la repisa. Ahora todo calla un ruido blanco llena la tina te sumerges en ella tus bordes humedecen el silencio tus dedos acarician las puertas del Ítaca; un respiro profundo repta por tu pecho muerde sus aristas puntiagudas; te hundes en la paz de tus párpados una sonrisa familiar llega como efecto justo de las causas perdidas y se posa en tu rostro dócil tenue como un rayo del sol que descansa en tus manos".

"Concierto en el huevo"

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  El Bosco, fue un pintor nacido al norte del Ducado de Brabante, en los actuales Países Bajos. Localización: Palais des Beaux-Arts de Lille

Maya Angelou

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  "Ten el valor suficiente de confiar en el amor una vez más, y siempre una vez más".

José Emilio Pacheco | Despedida

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"Fracasé. Fue mi culpa. Lo reconozco. Pero en manera alguna pido perdón o indulgencia: Eso me pasa por intentar lo imposible".

Fruta amarga, Homero Manzi

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  ¡Corazón! En aquella noche larga maduró la fruta amarga de esta enorme soledad. ¡Corazón! ¿En las nubes de qué cielo la tristeza de tu vuelo sin consuelo vagará? Bien lo se... ¡Aquel frío alucinante de un instante, me cegó! Fue en un viento de locura, sin ternura, sin perdón. Fue en el grito enronquecido de un amor enloquecido de dolor. Eras la luz de sol y la canción feliz y la llovizna gris en mi ventana. Eras remanso fiel y duende soñador y jazminero en flor y eras mañana. Suave murmullo... Viento de loma... Cálido arrullo de la paloma. Ya no serás jamás aroma de rosal, frescor de manantial en mi destino. Sólo serás la voz que me haga recordar que en un instante atroz te hice llorar. ¡Ya no estás! Y el recuerdo es un espejo que refleja desde lejos tu tristeza y mi maldad. ¡Ya no estas! Y tu ausencia que se alarga tiene gusto a fruta amarga, a castigo y soledad. ¡Corazón! Una nube puso un velo sobre el cielo de los dos. Y una nube solamente de repente me perdió. ¡Una nube sin senti

Emma Zunz, Jorge Luis Borges

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  El catorce de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto. La engañaron, a primera vista, el sello y el sobre; luego, la inquietó la letra desconocida. Nueve diez líneas borroneadas querían colmar la hoja; Emma leyó que el señor Maier había ingerido por error una fuerte dosis de veronal y había fallecido el tres del corriente en el hospital de Bagé. Un compañero de pensión de su padre firmaba la noticia, un tal Fein o Fain, de Río Grande, que no podía saber que se dirigía a la hija del muerto. Emma dejó caer el papel. Su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas; luego de ciega culpa, de irrealidad, de frío, de temor; luego, quiso ya estar en el día siguiente. Acto continuo comprendió que esa voluntad era inútil porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin. Reco

Charles Bukowski

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  A veces no hay advertencias. Las cosas ocurren en segundos. Todo cambia. Estás vivo. Estás muerto. Y todo sigue adelante. Somos delgados como el papel. Existimos a base de suerte, entre porcentajes, temporalmente. Y eso es​ lo mejor y lo peor, el factor temporal. Y no se puede hacer nada al respecto. Puedes sentarte en la cima de una montaña y meditar durante décadas, pero eso no va a cambiar. Puedes cambiar tú mismo y aprender a aceptar las cosas, pero quizá eso también sea un error. Quizá pensemos demasiado. Hay que sentir más, pensar menos.

La plapla, de María Elena Walsh

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  "Felipito Tacatún estaba haciendo los deberes. Inclinado sobre el cuaderno y sacando un poquito la lengua, escribía enruladas emes, orejudas eles y elegantísimas zetas. De pronto, vio algo muy raro sobre el papel. –¿Qué es esto?– se preguntó Felipito, que era un poco miope, y se puso un par de anteojos. Una de las letras que había escrito se despatarraba toda y se ponía a caminar muy oronda por el cuaderno. Felipito no lo podía creer, y sin embargo era cierto: la letra, como una araña de tinta, patinaba muy contenta por la página. Felipito se puso otro par de anteojos para mirarla mejor. Cuando la hubo mirado bien, cerró el cuaderno asustado y oyó una vocecita que decía: –¡Ay! Volvió a abrir el cuaderno valientemente y se puso otro par de anteojos, y ya van tres. Pegando la nariz al papel preguntó: –¿Quién es usted, señorita? Y la letra caminadora contestó: –Soy una Plapla. –¿Una Plapla? – preguntó Felipito asustadísimo –¿Qué es eso? –¿No acabo de decirte? Una Plapla soy yo. –Pe

Elena Garro: Los Recuerdos del Porvenir

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  Extraviados en sí mismos, ignoraban que una vida no basta para descubrir los infinitos sabores de la menta, las luces de una noche o la multitud de colores de que están hechos los colores. Una generación sucede a la otra, y cada una repite los actos de la anterior. Solo un instante antes de morir descubren que era posible soñar y dibujar el mundo a su manera, para luego despertar y empezar un dibujo diferente.

Ernesto Sabato, El túnel

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  «En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil».

Oscar Wilde

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  "Hay que simpatizar siempre con la alegría de la vida. Cuanto menos se hable de las llagas de la vida, mejor".

Vladimir Nabokov

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  "La vida es solo un pequeño trozo de luz entre dos tinieblas eternas".

Alejandra Pizarnik

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  “La poesía es el lugar donde todo sucede. A semejanza del amor, del humor, del suicidio y de todo acto profundamente subversivo, la poesía se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad”.

Alejandra Pizarnik

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  “Inútil explicar mis silencios. En el fondo de mí hay siempre una espera primitiva de un cambio mágico”.

Al rencor, Silvina Ocampo

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No vengas, te conjuro, con tus piedras; con tu vetusto horror con tu consejo; con tu escudo brillante con tu espejo; con tu verdor insólito de hiedras. En aquel árbol la torcaza es mía; no cubras con tus gritos su canción; me conmueve, me llega al corazón, repudia el mármol de tu mano fría. Te reconozco siempre. No, no vengas. Prometí no mirar tu aviesa cara cada vez que lloré sola en tu avara desolación. Y si de mí te vengas, que épica sea al menos tu venganza y no cobarde, oscura, impenitente, agazapada en cada sombra ausente, fingiendo que jamás hiere tu lanza. Entre rosas, jazmines que envenenas, ¿por qué no te ultimé yo en mi otra vida? Haz brotar sangre al menos de mi herida, que estoy cansada de morir apenas.