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Libro: "Cinco Secretos" Autor: Gian Franco Huacache
—Creo que hay una gran diferencia entre estar enamorada y estar verdadera y perdidamente enamorada de alguien —dijo ella. —¿Y cuál es la diferencia? —le pregunté. —Que estando enamorada, una a veces puede buscar excusas para no salir con su chico. Ya sabes, quieras o no, en algunas ocasiones las salidas tienden a agotarnos. Ahora... Eso no significa que no te quieran. Simplemente hay personas así. Pero... —se detuvo por un momento— ¡Vamos! Cuando uno está en verdad, jodidamente enamorada de alguien, esas razones no existen. Más bien sacamos excusas de cualquier parte, solo para ver más tiempo y de cualquier manera a esa persona que amamos. —Ya veo —le dije—. Supongo entonces que el tiempo que uno pasa al lado de alguien es importante. —¿Importante? ¿El tiempo? ¡Dios mío! —se rió Layla —cuando una está enamorada el tiempo ni siquiera existe. Los enamorados se vuelven como dos borrachos dormidos en la acera. Solo la resaca de tanto amor nos puede despertar.
El Mito de Tánatos.
En la mitología griega, Tánatos es el dios de la muerte no violenta que se representaba como un joven alado y barbado cuyos atributos generalmente eran una mariposa, una corona y/o una antorcha invertida en sus manos. Hijo de Nix y hermano gemelo de Hipnos, Tánatos regalaba el descanso de la muerte con un suave toque, tal como lo hacía Hipnos con el sueño. Mientras que la muerte violenta estaba a cargo de sus hermanas las Keres, que sobrevolaban los campos de batalla. Según las leyendas, Tánatos e Hipnos discutían por las noches, ya sea por quién se llevaría a cada hombre, o por qué Hipnos anulaba a los mortales con el sueño, imitando levemente el poder de su hermano. Tánatos actuaba cumpliendo el destino que las Moiras dictaban para cada mortal. En un episodio, Admeto, rey de Feres en Tesalia, obtuvo ayuda de Apolo para convencer a las Moiras de aplazar la muerte de Admeto si lograba encontrar a alguien que muriese voluntariamente en su lugar. Cuando el día llegó, sólo su esposa Alces...
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