La gráfica nos muestra Al Libertador sobre Palomo en una pintura de Tito Salas.

 En Noviembre de 1.814 Simón Bolivar se dirige a Colombia montado en un caballo viejo y cansado. Llega a Santa Rosa de Viterbo (hoy Boyacá) y trata de comprarle a una campesina de nombre Casilda Zafra una yegua tordilla de gran alzada. Está se niega, diciendo que había tenido un sueño, en donde la yegua paria un potro blanco el cual se lo regalaría a un gran General, triunfador de muchas batallas.

Unos años después, Bolivar recibe el regalo de un caballo blanco, de gran estatura, y con una cola que casi llegaba al suelo. Era Casilda Zafra, que se lo daba, porque decía que así se cumplía su sueño.
Bolivar lo llamo "Palomo" y rápidamente tomo un gran cariño con el animal.
El escritor Jorge Mier Hofman, en su relato "Un día con Simón Bolivar" nos comenta:
"11am, Bolivar se dirige a la caballeriza para asegurarse que los caballos se bañaron, comieron, se les revisaron las herraduras y les fueron peinados las crines y colas. Personalmente chequea las correas de su silla de montar y se a segura que estén bien amarradas. Antes de montar, Bolivar rocía su caballo con el característico aroma de la Colonia de su uso. Sus oficiales se refieren en modo jocoso a este acto como "El bautizo a Palomo".
Sobre Palomo, Bolivar combatió en las batallas de Pantano de Vargas, Boyacá. Bombona, Junín y Carabobo.
El historiador chileno Vicuña Mackenna escribió sobre Bolivar y su caballo Palomo: "La Historia no conoce guerrero cuyo caballo de batalla haya ido más lejos, y cuyo teatro militar fuese tan extenso".
Bolivar cabalgó más de cien mil kilómetros en su Gesta Emancipadora. No todos sobre Palomo. Pero podemos asegurar que fue el caballo que más fielmente acató las exigencias del Libertador.
El Caballo Palomo murió y está enterrado en la Hacienda Mulalo. En lo que hoy es el Municipio Yumbo en el Valle del Cauca, Colombia. Una placa recuerda su memoria.


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